Me fue fácil recordar aquellos instantes donde esos personajes se presentaban con sólo aporrear la puerta, prestos a jugar una partida a tres bandas, de un juego que existe desde siempre, pero del que nunca nos queremos acordar y por supuesto, jugar. De haber querido jugar sucio, lo habrían hecho; habrían entrado sin tener que avisar, sin llamar a la puerta, utilizando los nudillos, cuando existía el timbre... daría igual. Recordé igualmente, cómo tratamos de esquivar la verdad, pero una vez acabada la obra, acabado el juego y tras las bambalinas, creemos haber terminado y no somos conscientes de que comienza otra obra, aunque lo mejor de todo son las "tomas falsas".
Acordándome... tomas falsas from Rafa Ordóñez on Vimeo.
Imaginad a ese político de turno, frente al público en un mitin, en una conferencia, frente a unas cámaras que recogerán todo. El futbolista, el equipo antes de un partido importante... el árbitro. Los comentaristas y sus peinados, sus camisas con olor a suavizante y el micrófono emanando el olor del embalaje, reciente, nuevo. El novio, camino del altar donde le espera su prometida, con sus zapatos recién sacados de la caja de cartón del bueno, que habían sido depositados con sumo cuidado por el zapatero, y sus bolas de alcanfor. Su traje sin estrenar, perfumado con feromonas naturales. El cura con su atuendo impoluto, aunque estrenado en otros eventos e impregnado del incienso que utiliza habitualmente... la novia nerviosa, resplandeciente su ser entero, esperando el momento, su traje nuevo, blanco como el alma de un bebé, vaporoso como las ideas utópicas, la fragancia que desprende cual mercado turco con el colorido de especias y aromas varios...
Acordándome... tomas falsas from Rafa Ordóñez on Vimeo.
Imaginad a ese político de turno, frente al público en un mitin, en una conferencia, frente a unas cámaras que recogerán todo. El futbolista, el equipo antes de un partido importante... el árbitro. Los comentaristas y sus peinados, sus camisas con olor a suavizante y el micrófono emanando el olor del embalaje, reciente, nuevo. El novio, camino del altar donde le espera su prometida, con sus zapatos recién sacados de la caja de cartón del bueno, que habían sido depositados con sumo cuidado por el zapatero, y sus bolas de alcanfor. Su traje sin estrenar, perfumado con feromonas naturales. El cura con su atuendo impoluto, aunque estrenado en otros eventos e impregnado del incienso que utiliza habitualmente... la novia nerviosa, resplandeciente su ser entero, esperando el momento, su traje nuevo, blanco como el alma de un bebé, vaporoso como las ideas utópicas, la fragancia que desprende cual mercado turco con el colorido de especias y aromas varios...
¿Qué hay detrás de todo ello? ¿Cuántas tomas falsas? ¿Cuánto de ello nos acompaña a lo largo de nuestra vida? ¿Podéis imaginarlo?
A mí me cuesta realmente muy poco: quienes me conocen, dicen que tengo una gran imaginación.